viernes, 1 de abril de 2011

Equipo Brasileño – Venezolano en la Cóncava del Salto Ángel 2011






Fuentes: Extremos.com.br / ClimTepuyes Autor Cheo García Fotografía: Waldemar Niclevicz 24/03/2011

Esta expedición Tepuyera Brasileña – Venezolana ha sido el primer equipo completamente americano que ha escalado la Cóncava del Salto Ángel, recordemos que cuando se liberó por primera vez la Ruta Directa de Gálvez y Madinabeitia, donde nació Raimbow Jambaia, un equipo ingles liderado por Jhon Arran, unió fuerzas con el equipo venezolano formado por Alfredo Rangel “Yupi” e Iván Calderón “Krispin”, para acometer la pared, también se registra la participación del venezolano Igor Martínez en la expedición liderada por Arnaut Petit en el 2006. Este ascenso brasileño representa la cuarta vez en la historia que este extraplomo de casi 1.000 metros, es escalado, el cual está considerado como uno de los Big wall más difíciles del mundo. La expedición fijo sus campamentos en pared en tres de los cinco lugares de la vertical, en repisas naturales, y con sus portaledges, las repisas les regalaban buenos sitios para sentarse, cocinar y hasta para fijar su lugar para hacer sus necesidades las cuales depositaban en bolsas de papel biodegradable la cual remolcaban. Los brasileños José Luiz Hartmann “Chiquinho”, Edmilson Padilla “Ed”, Sergio Tartati “Serginho” y Valdesi Machado “Val”, que tienen consigo una gran experiencia, y han escalado el Fitz Roy, el Cerro Torre, El Capitán y la Torre del Trango, han coincido unánimemente en que la escalada al Salto Ángel ha sido lo más difícil que han escalado en sus vidas. Su escalada les tomó 17 días, los primeros cuatro los utilizaron para escalar los primeros 370 metros, mientras dormían en su campamento en la base y fueron los restantes 13 días que durmieron suspendidos en la vertical, en las repisas naturales y en las repisas portátiles al lado de la caída de agua más alta del mundo; “El Kerepacupai Vena” o “Salto Ángel”. La expedición estableció el primer campamento en la pared a 370 m de la base (a 1.350 msnm), el segundo a 540 m. de la base (a 1.520 msnm) y el tercero a 670 m de la base (a 1.650 msnm). La base de la pared se encuentra a 980 msnm y el punto donde termina la pared se encuentra a 1.880 msnm. Movilizaron en total unos 500 kg. de peso (unos 220 litros de agua, casi 1200 metros de cuerdas, comida para 6 para 15 días, dos portaledges dobles, tres cocinas, 15 bombonas de gas, tres juegos completos de Camalots (de 0,5 a 7), unos 150 mosquetones, y demás equipo técnico de escalada), todo un arsenal para escalar una pared tan difícil. El largo más temido de la escalada fue el más extraplomado, llamado por los españoles Gálvez y Madinabeitia “Derribos Arias”, quienes en 1990 escalaron por primera vez la Cóncava del Ángel, un tramo que resolvieron estos primeros en A4 y luego los franceses en el 2006 en la segunda liberación cotaron como 7c+ muy expuesto; los brasileños cuentan; “tuvimos nuestra dosis de adrenalina, era muy extraplomada y casi imposible de proteger, superamos con niveles de 7c y A2” Para esta escalada al Tepuy, utilizaron la ayuda de los dibujos e información de las expediciones anteriores (en español, 1990, Inglés, de 2005, y en francés, 2006), la cual sigue una línea lógica de sistemas, en la cual hicieron algunas variaciones y que llamaron “Variante Brasileña”, la cual tuvo lugar después de su tercer campamento en la pared. Fue cuando hicieron una travesía de unos 35 metros y luego continuaron por un diedro hermoso, que calificaron como “El Diedro Brasileño” haciendo una tirada de 55 metros, el cual evito que hicieran dos largos de dificultad 7b+ y otro de 7b. Los brasileños explican que escalaron en libre hasta octavo (según grado de escala brasileña) y artificial de A4. El tepuyero venezolano; Alfredo Rangel “Yupi”, fue quien apadrino a los brasileños durante la escalada al Salto Angel, les dió muchos consejos y recomendaciones para avanzar en esta vertical tan difícil, haciendo muy grata su presencia en el equipo y sumando además su arte en lo culinario. Para el currículo de Alfredo Rangel este ascenso representa su segundo a esta pared, el Yupi es unos de esos tepuyeros venezolanos que ha tenido un protagonismo importante en la escalada nacional de aventura, cuenta en su haber con el ascenso de Pizza, Chocolate y Cerveza y la Arista Yunek o Arista Raquel Welsh en el Akopan Tepui, así como también ha estado de soporte en otras expediciones de escalada en los tepuyes. El brasileño describe su escalada: “El mayor problema que enfrentamos todos los días es la roca descompuesta, era muy difícil contar con protecciones fiables, todo era un poco flojo. Hubo momentos frecuentes de alta exposición, con una posibilidad real de caer y dudoso o imposible de proteger. En los largos más difíciles, nuestra progresión diaria fue de sólo dos largos, 25 o 30 pies cada uno. En el penúltimo día se avanzaba sólo 30 metros en un A4 terrible, que el topo del francés Arnaud Petit cotaba como 7b+ obligatorio”. Las energías invertidas se asimilaban con la recompensa de disfrutar de algo único en el mundo, el paisaje salvaje tepuyero del Cañón del Diablo, la fantástica cortina del Salto de su lado derecho, las franjas de arcoíris, los cielos estrellados y la luna llena hacían que todo fuera espectacular, sumando un encanto especial la densa selva que se proyectaba a los pies de la montaña. Su secreto y llave para el éxito fue su merecida planificación, un equipo experimentado y unido, que nunca enfrentaron un malentendido, la sinergia fluyo todo el tiempo. A los días fueron avisados por radio por su amigo Orlei Jr. el cual se encontraba en la base. que habían sido convocados por las autoridades de INPARQUES (Parques Nacionales) a asistir a sus oficinas en Canaima, sin negarse a ello continuaron su escalada y doce días después se presentaron para su reunión. Se presentaron ante la Guardia Nacional e INPARQUES, todos estaban sorprendidos y complacidos de la iniciativa de los escaladores, llenaron algunos informes mientras los trataron con sumo respeto y los llamaban “los hermanos de Brasil”, se entendieron vía telefónica con el Director de INPARQUES y resulto después de todo esto, que les fue retenido gran cantidad de equipos de escalada. Waldemar Niclevicz escribe: “Poco a poco estamos recuperando los kilos perdidos, las rayas están desapareciendo, y toda la emoción que hemos presentado está siendo sustituida por una sensación de confort en nuestras almas, nos da la certeza de que todo valió la pena.” “Cierra los ojos, pero sigo sin ver el arco iris, todavía se oye el murmullo de la cascada, todavía siento el olor de Heliamphoras.” “Gracias a Dios por mi alma dolorida, la paz profunda, por darme el coraje de seguir mis propios sueños. Que nunca les falte el coraje para buscar y también a realizar sus sueños.” En referencia a lo acontecido con el equipo retenido de la expedición, después de 17 días de soberana paliza, porque una escalada como esta se podría comparar a escalar el Everest sin oxigeno, es tremendo reto físico, no solo deportivo… cuando bajas lo menos que quieres es enfrentarte a alguien por cual y tal cosa, quieres mirar el Salto desde abajo o desde tu mente y disfrutar con serenidad de tal escalada donde analizas todo lo que ha pasado con la adrenalina guardada en el cofrecito químico. Vale la pena ser despojado de una gran parte de los equipos el cual costo años para obtenerlo, a donde va ese equipo, ¿se hundirá en los depósitos de las autoridades por tales procesos administrativos?, ¿es que vamos a seguir hundidos en el atraso? O ¿Sera mejor salir corriendo con los bolsillos llenos de retos deportivos cual prófugos de la justicia? Un nutrido grupo de escaladores de aventura del país estamos dispuestos a dar conferencias ante INPARQUES, La Guardia Nacional, Embajadas, Centros Deportivos, o en cualquier lugar donde seamos convocados para sumar a que esta realidad cambie. Los escaladores no somos criminales, ni maleantes, muchos años necesitamos para reunir el equipo necesario para acometer nuestras escaladas y no es posible que no los quiten en menos de diez minutos.Pareciera mucho más importante estar detrás de 5 o 6 deportistas, que sentarse de veras a pensar en la aplicación de un verdadero plan de manejo del parque, su primera medida es prohibir, ante algo que no puede controlar, no creo que esta sea la mejor opción. Creo que como comunidad de escaladores esto nos debe de llamar la atención y no solo a nosotros, sino también a los organismos competentes, todos debemos de pensar en el progreso, en el cambio de mentalidad, en el ganar ganar, en la adaptación de regulaciones en pro de la conservación y del aprovechamiento del turismo nacional, o es que tenemos que esperar ser un país desarrollado para aplicar sendos correctivos en esta materia. Mucho nos falta por andar, no dejemos de dar pasos cada día… Comunicado del Equipo Brasileño – Venezolano en la Cóncava del Salto Ángel 2011

Primer ascenso del Tepuy Andakasimade con El Camino del Danto 7a+











Fuente: http://www.mutante.com.ve/ 24 de febrero de 2011 Autor Akiko Díaz Fotos Wojciech Wandzel

El conocimiento, la esperanza, el esfuerzo, las ganas de luchar, los desafíos, la motivación, el compañerismo y por supuesto las ganas de escalar marcaron la primera expedición del team “Tierra de Sueños”. El equipo de “Tierra de Sueños” inició una gran expedición al nunca antes visitado Andakasima Tepui, donde cinco escaladores venezolanos y un fotógrafo polaco dejaron su huella al realizar la primera ruta de escalada y el primer ascenso en el macizo. El Andakasima Tepui, es una montaña ubicada en el Estado Bolívar y es uno de los trece tepuyes que componen el Macizo de Chimantá. Los escaladores de “Tierra de Sueños” fueron los primeros en escalar este tepui. “Es una tierra mágica, es una zona donde la vista no deja de mirar tepuyes, kilómetros y kilómetros de paredes de arenisca nos hacen olvidar los trajines y problemas normales de la ciudad; “ya la magia se ha adueñado de nosotros”, describe Cheo García toda la expedición. El proyecto de “Tierra de Sueños” nació hace aproximadamente un año, cuando tres escaladores se propusieron ascender un tepui en la hermosa Gran Sabana, José (Cheo) García, Rafael Bracho y Daniel Mora querían buscar una pared venezolana para iniciar con el primer paso de muchos, se fijaron en las paredes y selvas prístinas del Andakasima Tepui. Como no es tan sencillo realizar una expedición con tres escaladores, todos tomaron la iniciativa invitar a 2 escaladores más y por supuesto, alguien que logrará documentar visualmente tal hazaña, Carola Pérez, Carlos Pineda y el fotógrafo profesional de nacional polaca Wojciech Wandzel “Woite”, completaron el equipo. Los esperaba un mes de constante y duro trabajo donde cosas nuevas los esperaban. Luego de una larga discusión de fechas y toda la logística que implica crear una expedición, los 6 decidieron partir el 15 de enero de 2011. Listos todos en el poblado de Santa Elena de Uairén se dirigieron hasta el aeropuerto de la localidad para viajar en dos avionetas 206 en dirección al poblado de Yunek. El líder de la comunidad de Yunek y pemón de la expedición, Leonardo Criollo junto a 15 indígenas (el gran equipo estuvo conformado por hombres acompañados en su mayoría de sus esposas y algunos chicos), lograron que la caminata hasta el tepui estuviera llena de leyendas, historias y sobre todo de buena energía. Junto a los escaladores, los pemones compartieron grandes lecciones y inolvidables experiencias. Escaladores e indígenas crearon un vínculo muy estrecho entre amistad y trabajo que los ayudo a lograr con buen final la expedición, ellos se encargaron de abrir el camino de la gran selva y los escaladores realizaron la apertura la línea de escalada. La caminata hacia la base de la pared duro 2 días por el “Valle de Tirica”, la sabana, las quebradas, ríos y el gran bosque abrieron el camino para descubrir los maravillosos tepuyes del Akopan, Upuigma y Amurí, tres gigantescos macizos que los guiaron hasta el Andakasima. A llegar al campamento base, el líder de los pemones y los demás amigos del campamento de Yunek, bautizaron la quebrada de agua “Amayikok Parú”, “la quebrada de los espíritus”, un lugar donde el agua es más abundante y que les hizo la estadía a los escaladores menos preocupante. Sin embargo, el campamento base se encontraba a dos horas de donde iniciaba la ruta de la pared y los indígenas bautizaron el sendero como “El Camino del Danto”, porque según sus relatos las dantas cuando caminaban por la espesa sabana sólo dejaban un diminuto espacio que dejaba ver el camino, gracias a esto pudieron avistar prontamente los pocos metros que faltaban para llegar hasta la nueva ruta. La fauna se mostraba salvaje pero dispuesta a ser vista y escuchada, osos hormigueros de gran tamaño, el sonido de las guacamayas, monos araguatos y capuchinos, culebras corales, escorpiones negros, ratones de selva y los hermosos colibrís alumbraron cada día la escalada de estos aventureros venezolanos. Los escaladores Daniel y Cheo fueron lo primeros en iniciar la apertura de la pared, el primer largo comenzó con una fisura de nivel 5.10, un hermoso diedro y gran extraplomo. Durante el segundo largo, se realizó el equipamiento de la vía, el terreno estaba bastante descompuesto, pocos agarres, regletas, rocas sueltas y gran dificultad les dio mucho trabajo. Para el tercer largo, Daniel junto a Carola hicieron más emocionante la escalada y al establecer el cuarto largo, la única chica de la expedición bautizó una de las repisas que se encuentra en el lugar como “Lola Ledge”, mientras que Daniel continuo unos metros más y se colocó exactamente en la base del diedro. Rafael y Cheo (ClimTepuyes.com) realizaron el quinto largo llamado “El Diedro de los Sueños”, el primer largo del diedro, la roca esta limpia, había fisuras de todos los tamaños, tramos de chimenea y lograron avanzar hasta el séptimo largo. El protagonista del segundo largo del diedro fue Carlos Pineda, quien en el octava parte de la vía tuvo que luchar con pasos muy duros, movimientos de chimenea, seguido de un offwich (grieta ancha), con empotre de puños con pocos pies, poco a poco se adelantaba unos metros más para el gran techo. Pasaron los días y con ellos se iban ascendiendo más, los escaladores permanecían más tiempo en la pared, así que decidieron instalar dos carpas y dos hamacas en la “Cueva del Tinajero” donde la vista hacia el horizonte era impresionante y les alegraba cada mañana a los expedicionistas. Nuevamente a Daniel y Carola les tocó resolver los últimos metros hasta el gran techo, donde encontraron regletas pequeñas, apoyos de placa y momentos de duras decisiones se vivieron durante este largo. Ahora le tocaba a Cheo y Carlos seguir con el ascenso, realizaron una travesía, al salir del techo se encontraron con una fisura ancha que marcó el décimo largo; la escalada continuó en un diedro con una fisura ancha, lo cual hizo que avanzaran en chimenea y offwich (grieta ancha) hasta llevarlos a una pequeña repisa. Mientras que en el onceavo largo, fue denominado “La travesía del Troglodita”, un tramos difícil de resolver y que sólo Daniel pudo lograr. En el último tramo, la pared comenzó a observarse de color rojizo, desde aquel lugar se lograba divisar el final de la ruta, pero se encontraron tres largos más, durante esta escalada, Carlos y Cheo realizaron una travesía buscando el tramo central de esta sección, un diedro en toda la mitad del ancho de la pared permitieron que terminaran equipando un duro de placa. A tan sólo dos días de tener que culminar la expedición Carlos y Woite (fotógrafo), asumieron el reto de terminar los dos largos que faltaban, al llegar a una pequeña repisa del largo trece, Daniel y Cheo tuvieron la oportunidad de ver como terminaban la última sección. Repisas, vegetación y verticalidad de color verde por doquier declararon el fin de la ruta. A las 5:30 pm del 09 de febrero de 2011, fue bautizada la ruta con el nombre de “El Camino del Danto” (5.12a – A2, 300 metros y 15 largos). El primer ascenso de escaladores venezolanos en el tepui Andakasima. Agradecimientos El team “Tierra de Sueños” logró su hazaña en menos de un mes de expedición, demostraron que a pesar de las exigentes pruebas que debieron pasar como equipo, siempre lograron tomar las decisiones correctas y jamás olvidarán las experiencias vividas. El equipo “Tierra de Sueños” agradece el patrocinio de la empresa Uaikinima- Distribuidor Petzl Venezuela, quien participó en el apoyo técnico de la expedición, a Horacio Velutini por el aporte que realizó con las avionetas y los equipos de comunicación, a Dios, por siempre acompañarlos en esa gran travesía, a Laura Trejo (esposa de Cheo) por estar siempre informando sobre lo que ocurría con la expedición, a José Luis Tucci quien realizó el levantamiento de la información del GPS, a toda la comunidad Pemón de Yunek, que sin ellos la guía no hubiese posible y a todas las personas que de una u otra forma, permanecieron siempre a la expectativa de todo lo que sucedía con “Tierra de Sueños- Andakasima”, quien logró realizar una de sus primeras grandes expediciones y las que aún faltan por hacer. Acerca de Uaikinima- Distribuidor Petzl Venezuela Esta empresa se encarga de distribuir equipos que están relacionados con los deportes de montaña, aventura y la seguridad industrial en alturas en Venezuela. Distribuyen de forma exclusiva para todo el país, con la reconocida marca francesa Petzl, fabricante de equipos de primera categoría para toda clase de deportes de montaña, actividades de rescate y trabajo en alturas.

Expedición cerro Autana 2010












Fuente: http://www.landher.net/ 25 de marzo de 2010 por ADOLFO MADINABEITIA

Adolfo Madinabeitia, Henry Gonzalez, y Andre Vancampenhoud lanzaban a principios de año la expedición Cerro Autana 2010, un interesante proyecto para escalar en un impresionante Tepuy de la selva venezolana, Las cosa no han ido todo lo bien que cabría esperar, pero han sabido sobreponerse. El alavés Adolfo Madinabeitia y los venezolanos Andre Vancampenhoud y Henry Gonzalez querían escalar el Cerro Autana, un Tepuy situado en medio de la selva venezolana. Hablamos de una de esas historias en las que el viaje, la aproximación y lo desconocido del entorno es tan incierto como la escalada en si. Como dice el propio Madinabeitia "aproximación a machetazos" Es el dominio de la llamada víbora tres pasos, no hay que explicar que significa el nombre, si te pica, tres pasos, y caes fulminado... La leyenda india dice que el mundo comienza cuando el Dios Wahari crea a los indios Piaroa. Para poblar y dar fertilidad a la tierra, Wahari corta el árbol de la vida, el Kuawai, para que éste derrame todos sus frutos sobre la tierra. De dicho árbol, sólo permanece el tronco cortado, que nosotros, los extranjeros, llamamos Cerro Autana. (podeis verlo en la primera foto de este reportaje) Y de esta forma tan bonita comienza esta historia.. Pero como si de una película se tratase, los indios Piaroas, pobladores de la zona, han decidido que no permiten el paso de extranjeros, aconsejados por sus chamanes, y la expedidción que con tanto esmero habían preparado ha tenido que cambiar totalmente de planes. Lejos de rendirse Adolfo y Andre han abierto una nueva vía de 650 metros, 7a y A3+. Y todavía siguen por allí... Reproducimos la historia que nos ha enviado amablemente Adolfo: Cerro Autana 2.010 aupa!! Ya estoy de vuelta en Caracas. Todo estupendamente!! El viaje ha ido "in crescendo" Empezamos con la incertidumbre que genera el cambio del objetivo que conocemos nada más llegar a Caracas el día 15 de febrero. De ir a escalar al Autana, idea que fue truncada por un episodio de violencia doméstica mezclado con la superstición e influencia de los chamanes de la localidad de Ceguera (cerca al autana) pasamos a poner los ojos en la zona del Macizo de Chimanti (Amuri, Acopan...) Cambiando de planes Al principio salió como buena opción el Salto de Amuri que es una cascada de un Tepuy que hace un fortísimo desplome. Al aproximarnos por avioneta a la localidad de Yunec, punto de partida para esos tepuyes, vimos que la roca de la pared del salto no seducía lo suficiente como para hacerse un porteo de 40 kms hasta su base. Durante ese vuelo archivamos varias zonas de paredes que en días sucesivos fuimos a escrutar. Al final nos dimos cuenta que la mejor opción era el Tepuy Acopan, tanto por la longitud de sus paredes como por la calidad. Tocaba ahora elegir la línea. En esta zona hay como unas 10 rutas abiertas por diferentes grupos internacionales. La mayor parte de ellas rondan entre los 250 y los 350 metros, y sólo 3 de ellas: la polaca "mistery", la inglesa "pizza, chocolate y cerveza" y la germana "el purgatorio" superan los 600 metros subiendo a las zonas más altas del Tepuy. Todas ellas escaladas por un mínimo de tres personas, llegando el caso de que algunas fueron muy numerosas. Tan acostumbrados están los indígenas a las expediciones multitudinarias que cuando veían que nosotros éramos sólo dos la pregunta era inevitable: " ¿ustedes son sólo dos??" y una sonrisa con cierto aire burlón brotaba de sus labios. Llegaron unos días de un cierto cansancio mental producido por el cambio de planes y el esfuerzo de pasar de una idea a otra sin tiempo para asimilar la fustración. Y sobre todo una pena interior: el tener que renunciar al cerro Autana, un sueño de hacía 21 años. Después de varias ideas iniciales, la opción que prefería André se veía como la más estética. (al final teniendo una perspectiva desde dentro de la pared de todo el conjunto estoy convencido que fué todo un acierto) Estuvimos tres días porteando todo lo necesario desde el campo base a la pared al tiempo que cada día solucionábamos un largo de cuerda. Noches agradables tumbados sobre el bloque favorito en una zona de sabana. Largas conversaciones de salto base, tepuys, la vida... Observando las luciérnagas hasta quedar dormidos, para volver a cerrar el círculo: fuego, desayuno, orden y de nuevo paseo de hora y media hasta la pared. Llegamos a una distancia de 90 metros del suelo y una vez ya convencidos que ese era el camino correcto decidimos dejarnos ya de tantos paseos del campo base a la pared. Nos tomamos un día de descanso que empleamos en visitar los Conucos (cultivos) y los que llamábamos laboratorios de fabricación de casabe (pan de Yuca) y echar un último vistazo desde afuera a la pared antes de meternos definitivamente en ella. Y por fin a la pared...con el gen navarro. El día 2 de marzo a la tarde nos fuimos con el último porteo a vivir a la pared. Dormimos ya a una cierta distancia del suelo, a salvo del mundo que se respira abajo en la jungla. A todo esto llevábamos ya unos cuantos díaas André y yo sólos, viviendo otra realidad al margen del mundo. Sin una baraja de cartas, juego, aparato musical o libro. Se me hacía ya extraña la dependencia del móvil. Todas las preocupaciones que hasta llegar aquí eran tan importantes para mi vida dejaron de serlo. Y todo de repente se volvió sencillo: había que navegar nada más y el juego por sobrevivir, hacer un trabajo fino y llegar arriba se convirtió en el único objetivo. Al empezar la escalada le pregunté a André "¿Cómo te encuentras, cojes la cabeza de cuerda?? " La respuesta fué: "factor Pelucas", tu escala todo lo que desees, dale hasta que no aguantes más y cuando llegue ese momento te cojeré el relevo. A esta oferta uno se crece, le sale de adentro ese gen navarro que nos domina y uno se dice ¿cómo que no?? Tengo 51 años, me conozco, sé que me encuentro de subidón y pocas veces me había encontrado tan fuerte tanto físicamente como mentalmente. Nunca se me ha ofrecido la oportunidad de abrir una ruta completa para mí solo. Eso sí, con una buena asistencia como la que significa tener al lado a un tipo con experiencia y criterio como es André. Y fuimos alejando la distancia que nos separaba con el suelo. La vida se tornó sencilla. Antes de amanecer los silbidos de diferentes pájaros, a los que se iban sumando las guacharacas, pájaro campana, el herrero, los aullidos de los monos y un sobrecogedor coro de tigres mariposa que por su intensidad debían de estar en pleno celo. Unos pájaros más parecidos a cazabombarderos nos pasaban con un vuelo rasante por el costadillo que casi nos producían vértigo. Después el desayuno, la estrategia del día, la puesta en marcha. Unas galletas, pastilla de chocolate y unos cacahuetes al bolsillo y vuelta al trabajo hasta una hora prudencial para que la noche nos pillase lo más cercanos a la hamaca donde íbamos a dormir. El colibrí con su vuelo y su sonido particular en forma de chasquido y vibración, se acercaba tanto que parecía querer libar en el orificio de la oreja. Las abejas, bien pesadas ellas, no muchas, pero constantemente pegadas a nosotros hasta que alguna terminaba entrando por el pantalón o camiseta y todo acababa en un picotazo y un manotazo reflejo. Para mitad de pared todo se fué animando, ya nos salían los chistes, aplicábamos estrofas de Ruben Blades a las diversas situaciones. Terminando el 6º largo una tormenta se nos acercó a toda velocidad. Las nubes se movían a una velocidad de espanto y la lluvia nos hizo recoger antes de tiempo. Pasamos el día siguiente sin poder salir de la hamaca y el síndrome del baltoro hizo aparición en los sueños. ¿cuanto durará esto?? Un día de descanso y nos vuelve a sorprender un precioso día. El sol volvía a machacarnos a primera hora y resolvimos dos largos que nos dejaban bien posicionados a la altura del gran techo. Buscamos un punto por donde superarlo sin excesivos problemas y donde salió un largo en artificial de A3+. Los largos siguientes se dejaban hacer en libre y de nuevo una tormenta nos devolvió al cobijo de la repisa de la reunión 9. Los rayos estaban a nuestra altura y nos invadió la sensación de estar entregados a la suerte. Al final mantuvo la distancia y nos ofreció un tremendo espectáculo. Buscar agua, toda una aventura. De nuevo el gen navarro. Al día siguiente salimos hacia arriba llegando a un punto donde ya había que tomar la decisión de mover las hamacas para prepararnos para la jugada final. Antes de hacerlo buscamos remedio a una preocupación creciente: el agua. Andábamos ya justos y se sentía un punto de deshidratación. En la travesia de las bromelias en el largo 9 ,donde pasamos un par de noches, me lancé en busca de unas escorreduras que caen 15 metros a la izquierda nuestro. Con unas botellas vacías y una bolsa de plástico, paso a cuatro patas por encima de una vegetación pinchuda que amenaza cor irse abajo conmigo encima. Con paciencia lleno 10 litros, lo suficiente para no torturarnos más. Barra libre!! podremos beber lo que queramos y hasta lavarnos bien los brazos y las manos. Viendo a través de la luz, el agua contenía líquenes, palitos y algunos gusanitos y arácnidos buceadores que terminaron seguro en nuestros intestinos. La ruta se iba desarrollando en libre casi todo protegido por friends y aliens, y ocasionamente por alguna clavija. El día 8º de escalada llegamos a un punto donde la vegetación nos superaba por su espesura y provocaba después de tanto trabajo dudas de poder llegar a la cumbre. De nuevo el "gen navarro" mekawen!!! Un recorrido sinuoso con unos tramos en artificial sobre gancheos artificiales para empalmar con otros en libre, terminan con un largo deambular que duró 8,5 horas de trabajo para superar un largo de 75 metros con 5 rivets intermedios hasta llegar a un punto donde se vislumbraba el final de la pared. ¡Suelta todo y sube!! Nos veíamos ya fuera de la pared. Subo el petate, grabo en vídeo. Voy a tomarle un plano desde otro ángulo a André que estaba llegando arriba. Salto de una piedra a otra olvidándome que estoy atado. Me paro de repente en el aire y como el coyote de los dibujos animados comienzo un vuelo de cabeza hacia el abismo de 10 metros. "hola, vaya hostia me he pegado, venía a recibirte" menos mal que me he quedado en el aire sin llegar a dar con la cabeza en el suelo. Recogemos el material por si llueve y buscamos una repisa a cubierto para pasar la noche. Al día siguiente amaneció muy nublado pero poco a poco las nubes se fueron despejando dejando lugar al fabuloso paisaje que buscábamos en la cumbre. ¡Vaya suerte poder estar aquí arriba!! Nos dimos un buen recorrido de 4 horas disfrutando de la vegetación, los pájaros, las vistas sobre la Sabana y haciendo fotos. A mediodía después de comer iniciamos el descenso por la misma ruta para lo cual fuimos dejando de antemano casi todas las reuniones equipadas con dos parabolts y en dos zonas en travesía y fuertemente desplomadas unas cuerdas fijas para facilitarnos el regreso con los petates. Un nuevo vivac en la R9 y el día 12 de marzo llegabamos al suelo. Los tigres no nos salieron a recibir... olíamos mucho más fuerte que ellos. Al día siguiente un nuevo porteo a recoger el último viaje de material y a la tarde estábamos disfrutando de la compañia de los indígenas Pemones en Yunec. Pasamos otro día tranquilos, preparando los equipajes para la avioneta y haciendo el dibujo de la ruta. Al final salió una ruta de 650 metros catalogada de 7a A3+ con 16 largos de cuerda de los que sólo tres son en escalada artificial. Y con el gustazo de haberme hecho todos ellos en cabeza de cuerda. El lunes mientras me bañaba en el río apareció la avioneta trayendo un grupo numeroso de alemanes. Ya de vuelta el piloto le pregunta a André si conoce a Roberto. -Si responde él, ahora iremos para su casa- Roberto murió ayer en un accidente de moto. Llegamos a Santa Elena de Uairen. La gente estaba muy dolida por la noticia de Roberto ya que era un tipo muy conocido. Terminamos la noche con unos amigos a golpe de cervezas y canciones. Hoy jueves ya de vuelta en Caracas el tema ya es otro. La violencia y la peligrosidad de las calles es el monotema que ocupa cualquier conversación. Para el martes que viene una vez descansados esperamos volver a la gran sabana de nuevo enlazando con el viaje de unos amigos de André que van al Roraima y aprovecharemos a escalar una ruta de Kurt Albert llamada escaleras al cielo y para que André salte en paracaidas desde su borde ya que no lo ha podido hacer en Acopan por lo complicado del descenso para una persona solo con los petates. Una bonita excusa para salir de esta jungla. Un beso muy fuerte. Hasta pronto Adolfo