miércoles, 18 de abril de 2012

Adolfo Madinabeitia y Wei Delgado abren ‘MadinaWei’ al tepuy Acopan

Tepuy Acopan (Venezuela) Col. A. Madinabeita

Alfonso Madinabeitia abriendo 'MadinaWei' al tepuy Acopan Col. A. Madinabeitia

José Carlos 'Wei' Delgado abriendo 'MadinaWei' al tepuy Acopan (Venezuela) Col. A. Madinabeitia

José Carlos 'Wei' Delgado en la apertura de 'MadinaWei' Col. A. Madinabeitia

José Carlos 'Wei' Delgado y Adolfo Madinabeitia en el pie de vía Col. A. Madinabeitia

Línea de 'MadinaWei' al tepuy Acopán Col. A. Madinabeitia

Croquis de la 'MadinaWei' al tepuy Acopan Col. A. Madinabeitia


Fuente: http://www.desnivel.com/ España, 16 de abril de 2012
400 M, 7C, A2+ EN VENEZUELA
Adolfo Madinabeitia y José Carlos ‘Wei’ Delgado han regresado de Venezuela con la apertura de una remarcable vía en el tepuy Acopan. Cuenta con 400 m de recorrido y dificultades de hasta 7c y A2+, y la han bautizado como MadinaWei.
Adolfo Madinabeitia ha vuelto a la selva venezolana para abrir de nuevo ruta en el tepuy Acopan, donde hace un par de años abrió Mundo perdido (650 m, 7a, A3+) con el local André Vacampenhoud. Esta vez, su compañero de fatigas ha sido el navarro José Carlos ‘Wei’ Delgado. Ambos se han sacado de la manga una “muy buena ruta por el centro de una pared que increíblemente estaba todavía sin abrir y que ha sido una suerte encontrar”, comenta el propio Madinabeitia. Esa línea, de 11 largos y 400 metros de recorrido con dificultades de hasta 7c y A2+ (7a+, A2+ obl.), ha sido bautizada como MadinaWei.
Cambio de planes
La cuestión es que Madinabeitia y Delgado tenían como objetivo inicial el Cerro Autana, un objetivo que Adolfo tiene en mente desde hace más de dos décadas. Sin embargo, la reciente apertura allí de Yopo Wall (400 m, E6 6b, A1) por parte de Leo Houlding, Jason Pickles, Stan Leary, Alastair Lee, Alejandro Lamus y Alfredo ‘Yupi’ Rangel incidió negativamente en sus intenciones. Según comenta el propio Madinabeitia, Houlding y compañía “pagaron a los indígenas por abrirles el camino, guiarlos, portearles y el permiso por escalar en la cara este, 8.000 euros. No tiene sentido hacer semejante desembolso por escalar una cuesta con cuatro largos de escalada reales, que no se ven desde ninguna comunidad cercana y que es la razón por la que hay que sobornarles. Viendo el tráiler de la película que han realizado, su tono épico y la calidad de la pared que han escalado, tenemos la convicción que accedieron a pagar esa cantidad a cambio de que a nosotros nos impidieran escalar en el Autana y evitar comparaciones. Se han cargado a futuro para la gente normal la escalada en el Autana. Lo más 'legal' hubiera sido que de antemano nos hubieran avisado que llegábamos tarde y que ni tan siquiera lo intentáramos"
“A nosotros nos fuera imposible negociar un precio justo con los indígenas, ya que a pesar de ser sólo dos, nos pedían el doble de dinero: 16.200 euros”.
Acopan, plan B
El plan B fue desplazarse 1.700 km hasta el ya conocido tepuy Acopan, con su roca de calidad y longitud de las paredes. Allí, consiguieron su objetivo de abrir una buena línea, en la que invirtieron cuatro vivacs en la pared. “La ruta ha sido un regalo de la naturaleza”, asegura el escalador, quien la califica como “buenísima, dura, abierta en buen estilo y que dará que hablar, pues como escalada en libre será lo mejor de Acopan”.
MadinaWei es una vía con un estilo diferente al que habitualmente ha impeso Madinabeitia en sus aperturas anteriores, gracias a la participación de José Carlos ‘Wei’ Delgado: “Él ha propiciado que la ruta sea de un corte diferente a lo que he abierto anteriormente; más en libre, más de corte moderno y de acorde a como van los tiempos. Hemos sumado la energía de la juventud, la perrería del viejo y las enormes ganas de los dos”.
Madinabeitia asegura incluso que MadinaWei podría salir en libre, ya que los tramos de escalada artificial se concentran en un techo que los aperturistas estiman que podría ser liberado en torno al 8b+ u 8c.
Desglose de largos: L1, 7a+ 40 m; L2, 7b+ 45 m; L3, 6c+/7a 38 m; L4, 6c+ 30 m; L5, 7b+ 45 m; L6, 7c 50 m; L7, A2+ 40 m; L8, Vº 30 m; L9, 6b 35 m; L10, IIIº 25 m; L11, Vº+ 20 m.

domingo, 15 de abril de 2012

Dos nuevas vías belgas en el tepuy Amuri, 20 caídas después

La cascada Tuyuren a la luz de la mañana. Foto J.L. Wertz

El techo de la vía María rosa, Foto Nico Favresse

Sean, sin miedo Villanueva consigue liberar el L2 de Apichavai después de su caída de 40 metros Foto Nico Favresse

Las líneas del Tepuy Amuri Foto Nico Favresse

Fuente: www.desnivel.com España, 11 de abril de 2012
En el tepuy Amuri, el equipo belga abrió dos nuevas vías de 500 metros cada una siguiendo su línea: escalada libre y evitar en lo posible expansiones, clavos, reuniones equipadas… Y aun a costa de 20 caídas, incluida una de 40 metros.

UNA DE 7B TOTALMENTE LIMPIA Y OTRA DE 8A+ SUPERDESPLOMADA
 
Sean Villanueva, Stephane Hanssen, Jean-Louis Wertz y Nico Favresse pasaron 38 días en la selva venezolana. Un nuevo escenario para "los belgas", con un equipo algo reformado, después de sus actividades punteras en Baffin, Baltoro o Patagonia pero el mismo objetivo: escalada libre. "Una aventura muy buena, muy diferente a las expediciones anteriores. El tiempo, la roca, la selva, los indígenas, los animales y la increíble pared de la cascada Tuyuren nos depararon momentos muy intensos. Conseguimos abrir dos vías de escalada libre, una la la izquierda, María Rosa (7b [12b], 500 m) y otra a la derecha: Apichavai (8a+ [13c] 500 m). Nico Favresse relata los detalles de su expedición al tepuy Amuri.
"Cuando salimos de la selva directamente a la base de esta pared, la vimos tan desplomada que casi era como si se nos cayera encima. No teníamos claro que fuera posible escalarla en libre y menos en el estilo en el que queríamos hacerlo. Desde el suelo apenas podíamos ver alguna línea, muy pocas fisuras y sí mucha verticalidad. Nuestros amigos Mason Earle (EEUU), George Ullrich (Reino Unido), Siebe Vanhee (BE), Sam Farnsworth (Reino Unido) habían llegado 10 días antes que nosotros, y ya estaban colgados bastante altos en la línea más clara por el centro de la pared. Tenía gracia esta coincidencia: ambos grupos somos buenos amigos y ambos elegimos el mismo objetivo sin saber que el otro tenía el mismo plan".

María rosa 7b, 500 m, sin expansiones, ni clavos, ni reuniones rapelables
La parte derecha de la pared nos parecía muy probablemente imposible. Por el medio la otra cordada había cogido la línea principal ¡que también parecía imposible! Así que decidimos intentar primero una ruta a la izquierda donde habíamos detectado una línea atractiva. En cuando abrimos los primeros largos nos dimos cuenta de que aquí la escalada es completamente diferente a los bigwalls a los que estamos acostumbrados. Es vertical, con bastante canto pero la mayoría horizontales lo que hace muy difícil adivinar cómo será el siguiente. Hacer travesía era normalmente lo más fácil y la solución más tentadora frente a tirar recto hacia lo desconocido.
La escalada era de aventura pero la roca tiene tanto canto que, aunque sostenida, resultó más fácil de lo que esperábamos. En sólo cuatro días estábamos muy arriba bajo un techo donde encontramos una fisura perfecta de 10 metros sobre 400 de aire. Estábamos supermotivados pero por desgracia, para entrar a la fisura, había un movimiento de búlder que nos rechazó y no pudimos liberar. Como la fisura del techo era tan bonita e increíble seguimos trabajándola un par de días sólo por divertirnos. Entonces, cuando ya estábamos listos para salir a cima, nos dividimos en dos cordadas. Una evitó el techo y lo rodeó buscando una salida en libre y el otro remató la línea original y más lógica.
Izamos el material a la cima y pasamos un día entero en la cumbre el tepuy disfrutando la belleza de este lugar mágico. El siguiente día bajamos por la izquierda de la pared, por la ruta venezolana Wacupero Amuri, lo que nos permitó no dejar nada en nuestra vía. La llamamos María rosa por las galletas María de allí, que nos sorprendieron con su relleno de fresa.
La ruta tiene, pues, dos salidas. Una en libre evitando el techo con tres largos muy largos atravesando a la izquierda y después sube a la cima, y la otra que sale directamente por el techo con unos pocos movimientos en articial, C1 (C, de clean, es artificial limpio: sin maza).

Apichavai 8a+ 500 m y 5 expansiones
Cuando bajamos de María rosa, hicimos un rápido descenso a Yunek para comprar comida. Allí nos encontramos con el otro equipo que volvía a casa. Les habíamos estado viendo constantemente pero no podíamos comunicarnos debido al ruido de la cascada. Nos motivaron para intentar liberar su línea, Kids with guns, en el centro de la pared.
Con esa idea volvimos al Amuri, pero una vez allí la aventura nos llamó a explorar otra nueva vía, esta vez por la más probablemente imposible lína de la derecha. Sólo los dos primeros largos parecían más o menos obvios y no tan verticales como el resto, que era como un mar desplomado de cuarcita.
Inmediatamente nos encontramos largos duros, vegetación, protecciones delicadas, bloques sueltos… En un intento de resolver en punto rojo el L2, Sean Villanueva cayó 40 metros al saltar cinco piezas, tres de las cuales parecían perfectas salvo por un poco de suciedad. Afortunadamente el suelo aún le quedó 20 metros por debajo y la pared está tan desplomada que sólo había aire contra lo que chocar. Fue peor para Jean-Louis quien se quemó muy seriamente ambas manos. En el momento no estábamos seguros sobre si no sería mejor que volviera a casa para evitar que se infectaran las heridas, pero después de cuatro días comenzó a encontrarse mejor y decidió seguir con nosotros aunque no pudiera escalar.
Hubo más caídas. Unas 20 sumamos entre todos. En los largos 4, 6 y 7 la vía va por la parte más desplomada de la pared. Esos fueron los largos más duros para liberar, con dificultades de hasta 8a+. De sus 15 largos, sólo pudimos escalar a vista cuatro. El resto fueron duros y precisaron algo de limpieza y artificial para explorarlos y estudiar las protecciones para forzar en libre.
Lo más alucinante es que encontramos un camino para escalar en libre esta pared. Muchas secciones fueron posibles sólo por un único agarre. Durante cada uno de los últimos cuatro días pensábamos que salíamos, pero cada día nos encontramos con tramos que no esperábamos y que había que trabajar, limpiar y liberar. Parecía como si nunca fuéramos a conseguir salir de esta pared. Y esto fue así hasta el último momento, de verdad no sabíamos si lo habíamos conseguido. Nunca nos había pasado algo igual. Pero el denso follaje de la cima estaba allí ¡y allí estábamos nosotros, en nuestra segunda cima del Amuri!
Colocamos un total de tres expasiones en largos, y dos más para reforzar reuniones en toda la ruta. La vía nos llevó 14 días, cuatro de los cuales estuvimos en el suelo esperando que las heridas en las manos de Jean-Louis se cerraran. La dificultad es muy sostenida con ocho largos de 7b para arriba.
Apichavai es el nombre de un guerrero que vivió en Yunek y finalmente consiguió matar a Tri Tri, un pájaro gigante que cazaba hombres y se los subía a su cueva de los tepuys para comérselos.
Nos gustaría dar las gracias a todos los que nos ayudaron a cumplir este sueño: El Club Alpino Belga, Patagonia, Julbo, Five Ten, Black Diamond, Seeonee, Sterling ropes, Beal, Belclimb.be, Petzl, Careplus, Katadyn, Nordisk, Boreal, Crux, AVS aviation. También a John Arran, quien descubrió la pared y nos motivó a ir, Oliver de Trekken Tepuy que nos ayudó con la logística, nuestro piloto Marcos García y los amables habitantes de Yunek que nos ayudaron a portear el material por la selva.

sábado, 14 de abril de 2012

El explorador catalán Fèlix Cardona, el hombre que encontró las fuentes del Orinoco

Félix Cardona ,en su llegada a Venezuela a los 24 años

 Félix Cardona

 Imagen de Félix Cardona sobre indígenas en la selva

Félix Cardona Johnson hijo, junto a miembros de una tribu en la Guayana venezolana

Fuente: www.lavanguardia.com España, 31 de marzo de 2012
A partir de los archivos del pionero, Eugeni Casanova repasa las expediciones
El catalán exploró la 'tierra incógnita' donde el escocés novelaba animales prehistóricos
"El capitán Cardona, supongo", le podía haber dicho al malgratense Fèlix Cardona (1903-1982) cualquiera que se lo encontrara en medio de la selva venezolana, con su salacot en la cabeza, esquivando las flechas de los indígenas, comiendo orugas, pescando pirañas con dinamita o poniendo rudimentarias inyecciones de quinina a niños enfermos. Cardona buscaba hacerse rico con hipotéticos hallazgos de oro y diamantes, y aunque no lo consiguió sí que vio cumplido un deseo más importante: descubrir un nuevo mundo y ponerle nombre. Fue el mayor explorador del siglo XX en Venezuela, encontró las fuentes del Orinoco, fue el primero en hablar sobre el Salto del Ángel, la cascada más alta del mundo y, en fin, no es tan conocido como Livingstone, Amundsen o Cook pero podría serlo, porque fue el hombre que se adentró -cuando en los mapas solo era una inmensa mancha en blanco- en la misteriosa tierra ignota que inspiró el escocés Arthur Conan Doyle su novela El mundo perdido (1912), aquel precedente de Parque jurásico donde el autor de Sherlock Holmes situaba a todo tipo de seres prehistóricos. Tuvo que llegar aquel chico con piso en el Eixample -en la calle Consell de Cent, concretamente- para decirle al mundo que pterodáctilos, allí, nada de nada. Ahora, el libro La conquesta de l'Orinoco (Símbol), que acaba de publicar el periodista Eugeni Casanova (Lleida, 1958), recupera la figura del gran explorador catalán, con aportaciones inéditas, que salen de su archivo, que, después de permanecer 80 años inaccesible, acaba de ser comprado a los familiares de Caracas por el ayuntamiento de Malgrat de Mar.
El libro también aporta toda una revelación: la figura del explorador barcelonés Joan M. Mundó (1877-1932, la datación exacta de la muerte se ha hecho gracias a una esquela de La Vanguardia), empresario textil transformado en explorador y que fue quien llevó a Cardona al Salto del Ángel -entonces aún sin nombre- y quien le enseñó los métodos adecuados para llegar allí donde los ingleses o alemanes no llegaron nunca. El método utilizado por el tándem Mundó/Cardona podría ser visto como una derivación tropical del pactismo catalán: ganarse al indígena, hablando su lengua e ir integrándose en sus costumbres, hasta el punto de "tratarlo como a un hermano". Así, en vez de matar o asustar a los que osaban aventurarse por tierras de los dioses malignos, los caciques acababan aportando a los exploradores catalanes los porteadores que tenían que ayudarlos. Mundó, empático, llega a escribir en su diario, sobre los indígenas: "A veces tengo tentaciones de encerrarme con ellos en su territorio y aumentar si fuera posible su aislamiento con el resto del mundo; quizás serían más felices. Pero como la Tierra es pequeña, este aislamiento no duraría, y hay que preparar a esta buena gente para no ser atropellados o absorbidos". Entre las armas secretas para ganarse las simpatías de las tribus, un fonógrafo y discos de vinilo que los nativos integraron en las suyas -a veces, un punto excesivas- celebraciones. Tanto se integraron, este par, que algunas comunidades les invistieron con la dignidad de brujos.
Mundó, hay que decirlo, era poco conocido porque -presumiblemente por un pecado de vanidad- Cardona había transformado a su compañero muerto en un explorador inglés cuando en los años treinta explicó sus hazañas.
Casanova reconstruye las expediciones más importantes de los aventureros, desde 1927 a 1951, y la historia del aviador norteamericano Jimmie Angel, a quien Cardona enseñó la gran cascada diez años después de haberla encontrado él y a la que el aviador yanqui acabó dando nombre porque organizó rutas aéreas y porque, como reconoce Casanova, "el nombre es inmejorable, tiene un regusto poético y recuerda el salto del ángel de la natación olímpica".
Hay momentos del libro que se leen como una novela: los lanzamientos hostiles de flechas, la muerte del hijo de Mundó devorado por pirañas, las deserciones de los porteadores, el hambre, las enfermedades, las adopciones de hijos... La inserción de fragmentos de los diarios aporta viveza, como cuándo Mundó compara el sabor de los gusanos que se ven obligados a comer con el de "las salchichas vienesas trufadas".
Las aportaciones científicas de los catalanes fueron notables, no sólo en la elaboración de mapas y mediciones o listas de flora y fauna -de hecho, Cardona fue contratado por el gobierno venezolano, que le dio la nacionalidad-, sino en aspectos hasta entonces desconocidos como la fórmula exacta del curare, el mortífero veneno selvático.
Cardona, en los años treinta, fue recibido como una celebridad en Barcelona. Isabel Llorach lo invitó al Conferentia Club, concedió entrevistas a La Publicitat y La Vanguardia, recibió encargos del zoo de Barcelona -que quería especies exóticas-, y, cuando se volvió a marchar a Venezuela, el president Lluís Companys lo despidió. Tan contento estaba Cardona que declaró, en una cena, que, cuando encontrara las fuentes del Orinoco, les pondría el nombre de Francesc Macià. Sin embargo, encontrándose su barco en alta mar, se produjo el conocido alzamiento franquista, la consiguiente guerra civil y, quizás por eso y quizás porque ya habían pasado demasiados años cuando Cardona las encontró en 1951 como miembro venezolano de una expedición conjunta con Francia, finalmente aquellas fuentes se llamaron de otra manera. ¿Quién sería tan mezquino para reprocharle hoy esta menudencia?